La línea roja de las redes sociales, post de Pilar Mena


"Tribunales de España, Reino Unido y, por primera vez en Portugal, se han pronunciado sobre casos de delitos por injurias y calumnias en redes sociales. ¿Somos conscientes de las consecuencias y responsabilidades legales derivadas del (inadecuado) uso de estos nuevos canales de comunicación?"

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(De ‘El blog de Pilar Mena') Los Social Media se han introducido en nuestra vida como algo cotidiano. La inmensa mayoría  disponemos de una cuenta o perfil en una o varias redes sociales, ya sea Facebook, Twitter, canales audiovisuales como YouTube, Instagram, SlideShare, u otras, como Google +, y las menciono por ser las que están actualmente más extendidas, pero realmente existen infinidad de redes horizontales (generales) y verticales (especializadas), y de muy diverso tipo, incluso segmentadas por diferentes temáticas.

Su gratuidad y manejo fácil ha supuesto que irrumpan y revolucionen nuestra forma de comunicarnos, de escuchar, de ser escuchados, seguir o ser seguidos. Empero, ¿somos conscientes de las consecuencias y responsabilidades legales derivadas del (inadecuado) uso de estos nuevos canales de comunicación?

Entidades, públicas y privadas, y empresas son conscientes de la difusión potencial que estos nuevos canales de comunicación pueden ofrecer a sus marcas, una difusión masiva sin límites territoriales, e incluso ni temporales. Es, por ello, que gran parte de las marcas ponen en manos de profesionales la gestión de su nuevo entorno de Social Media. Pero, ¿y la ciudadanía?

Recordemos que recientemente  tribunales de España, Portugal y Reino Unido se han pronunciado sobre casos de injurias y calumnias en redes sociales, creando así jurisprudencia, con una interpretación que, en el caso de España, ha sido muy estricta de acuerdo con el marco legal del Derecho Español –las injurias y calumnias tipificadas en los artículos 205 al 216 del Código Penal–. Sonado fue el caso de la joven que interpelaba a través de la red social Twitter al gran público social a un acto de enaltecimiento del terrorismo contra políticos y banqueros, pues consideró que mostraba su rechazo a la política del Gobierno contra la crisis. En este caso, la joven fue condenada a un año de cárcel y otros siete de inhabilitación, sentencia de la que se hicieron eco todos los medios nacionales,  cadena SER, El Mundo

Recuerdo un caso cercano y  reciente de uno de nuestros clientes en Portugal. El primer caso en nuestro país vecino en el que un tribunal considera un delito de calumnias cometido a través de dos posts publicados en Facebook, en los que un ex trabajador de dicha compañía manifestaba en esta red social cosas consideradas por el tribunal como inciertas sobre la misma tras haber sido despedido. La sentencia, aunque aún no es firme porque ha sido recurrida –razón por la que no puedo revelar más datos sobre los ofendidos y los acusados,  hasta que sea una sentencia firme–, sanciona al trabajador por una cuantía económica de 900 euros.

Reino Unido es también uno de los países europeos más estrictos con las redes sociales. Muy relevante fue el caso de este año de la periodista y activista Caroline Criado-Perez. Los medios se hicieron eco igualmente de una sentencia que contenía penas de cárcel por una campaña considerada abusiva contra su persona.

En Reino Unido ya ha habido casos tratados en los tribunales que han desembocado en sanciones que han superado los 20.000 euros por el simple hecho de retuitear un tuit falso. El ya fallecido Alistair McAlpine, antiguo tesorero del Partido Conservador británico y colaborador de Margaret Thatcher, se vio implicado en un escándalo sexual en el que se le implicó falsamente, siendo titular deportada de algunos medios. Tras emprender acciones legales contra la BBC  y miles de tuiteros, éstos fueron condenados por difamación al transmitir falsos rumores en la red, y tuvieron que pagar una cantidad simbólica a partir de cinco libras según fueran considerados como tuiteros más o menos influyentes.

Eso sí, es cierto que el factor de métricas, de medición de la difusión dada por las redes sociales, se convierte en un factor atenuante, o el caso de retirada a tiempo tras su publicación, una retractación, de manera que así la pena que se imponga sea inferior en grado. Del mismo modo, el derecho de rectificación se ha hecho también extensible a las redes sociales.

No obstante, queda mucho por hacer para que no se haga un uso indebido del Social Media. Con respeto para ser respetado y sin cruzar la línea roja de las redes sociales.


Pilar Mena Fernández es socia-directora de Euromedia Comunicación.

¿Dónde están enterradas las redes sociales que han muerto?

Hoy he visitado el cementerio de San Justo, que está separado del de San Isidro por una tapia. Pero tranquilos, por favor, que regresé de allí por mis propios medios. En tan solemne recinto, que fue construido en 1845 en el madrileño cerro de las Ánimas (vaya nombrecito), están enterrados, entre otros, Mariano José de Larra, José de Espronceda, los hermanos Álvarez Quintero, Federico Chueca, Ruperto Chapí, Ramón Gómez de la Serna, etc, etc…

Al recorrer sus patios y sus galerías cubiertas, he comprobado que la vista se me iba hacia aquellas sepulturas o nichos que más destacaban de los demás, quizás por una imagen que me evocaba nostalgia y compasión de quien me “observaba”, desde su vertical, con total atención; por el epitafio más o menos desenfadado que había encargado en vida el ocupante del sepulcro o sus sufridos familiares; o por las esculturas silentes que me acompañaron durante el recorrido.

Y pensé, en ese momento, dónde están enterradas las redes sociales que ya han fallecido… La primera que vino a mi mente fue, por los servicios prestados, MSN Messenger, un servicio de mensajería instantánea que creó Microsoft en 1999 y que en 2007 dio paso a Windows Live Messenger y reemplazado en 2011 por Skype. A pesar de que las RRSS llevan poco tiempo con nosotros, cada día nacen y mueren otras al igual que se alternan los días y las noches.

Nada en el mundo 2.0 es eterno, y si ayer vivíamos sin Facebook, Twitter, YouTube, Google+ o Pinterest, seguro que mañana conviviremos con otras redes y productos digitales que ahora están solo en la mente de algún estudiante universitario o bachiller de EEUU, Gran Bretaña, España o China…

Mientras meditaba sobre esto en mi paseo por el campo santo de San Justo, viendo a lo lejos las gradas superiores del estadio Vicente Calderón, hice estas dos fotografías donde en sendos epitafios podemos leer “¡Pobre Pepito! 5 agosto 1884-5 julio 1898” y “¡Pepe de mi alma! Tu esposa no te olvida”… Ni Pepito ni Pepe, por razones obvias, pudieron leer la obra del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, cuya muerte la semana pasada revolucionó las redes sociales que actualmente están vivas y bien activas.

Semana ‘torrijera’

Es tiempo de Semana Santa, Semana de Pasión y, por supuesto, semana de vacaciones, sobre todo para quienes tienen un trabajo en estos tiempos y pueden permitirse el desconectar durante unos días de todo lo que les rodea habitualmente. Hay crisis, cierto, pero hoy he visto en los informativos de televisión que las reservas para la playa, la montaña o el camping están en niveles muy altos. Como decía aquel, ‘hay gente pa tó’, incluso para esta semana ‘torrijera’. He querido acompañar estas líneas con un vídeo donde este chaval, un auténtico ‘cocinilla’, nos enseña cómo hacer este postre tan típico de estas fechas. Además, muchos, desde sus residencias o lugares vacacionales, recurrirán a YouTube para ver las procesiones de sus ciudades o aquellas que acapararán la atención religiosa en los próximos días. También en la Semana Mayor es positivo recurrir al entorno 2.0. ¡¡Felices vacaciones de Semana Santa!!

(Felicitaciones a Dolores, Lola, Loli y Lolita)
 
 

Casi 8,5 millones de españoles siguen sin ‘enredarse’ en el 2.0

La cifra es espectacular. A pesar del bombardeo mediático de los últimos años sobre la proliferación de páginas web y de redes sociales, la realidad es bien distinta. Casi 8,5 millones de españoles, de entre 16 y 74 años, nunca se han conectado a internet, según datos de 2013 facilitados por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI).

No obstante, siempre hay que buscar el lado positivo a todos los informes. Y lo he encontrado en este dato: esa cifra de personas que nunca ‘se han enredado’ es un 8,6 por ciento menor a la contabilizada en 2012, año en el que las personas que no habían entrado aún en el mundo digital fueron casi 9,2 millones. ¿Lo veis? Todavía hay margen para la esperanza 2.0.

Además, este organismo, que ha realizado su informe a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística, afirma que 18,6 millones de españoles, con edades comprendidas también entre los 16 y los 74 años, nos conectamos a diario a internet; vamos, que hay más internautas en nuestro país que personas cotizantes a la Seguridad Social (en concreto, 16.296.288 afiliados a finales de marzo de 2014)…

Si queréis conocer más datos del citado informe, aquí os dejo el enlace a la web del ONTSI, que también habla de hábitos de conexión a internet, uso de las nuevas tecnologías por parte de la población y perfil de los usuarios.

Eso sí, igualmente me ha llamado la atención que quienes entran a diario a internet lo hacen para consultar el mail (93 por ciento), leer periódicos y revistas online (77 por ciento) y participar en redes sociales (72 por ciento), al tiempo que son más activos en el 2.0 los solteros que los casados. Al menos, como periodista, me queda el sabor agradable de que el trabajo de los informadores sigue interesando al personal.

Hace unos días, durante una visita a Sevilla, me gustaron dos carteles anunciadores que vi en sus calles y que he compartido ahora en este post con vosotros.

Uno es de un local especializado en la atención a animales de compañía que publicita su presencia en redes, en concreto Facebook y Twitter, y que además cuenta con su QR. Y el otro hace referencia a clases de español y de sevillanas para extranjeros, este con su QR identificativo. Esto confirma que cada día son más las pymes y los jóvenes emprendedores los que apuestan por su presencia en el mundo online. ¿Lo veis? Todavía hay margen para la esperanza 2.0